-Los
niños son violentos, porque es violencia lo que viven y respiran en sus
hogares.
-Los
adolescentes y los jóvenes son violentos, porque violenta es la sociedad que
les hemos construido los adultos.
-Los
estudiantes son violentos, porque esos son los criterios y actitudes que
observan en sus maestros.
Para contrarrestar la violencia, urge salvar a la
niñez y a la juventud, a partir de la familia, la escuela, la Iglesia, los
medios de comunicación y la sociedad en general:
- -Urge que cada uno revisemos y cambiemos nuestras actitudes diarias de violencia: en la casa, en la calle, en el trabajo, en el deporte, en la escuela, etc.
- -Urge que aprendamos a reaccionar con serenidad, paciencia, perdón y amor ante quien nos ofende o nos hace daño; que no a la fuerza queramos imponer nuestros "derechos".
- -Urge que no busquemos prevalecer sobre los otros, utilizando medios violentos y destructivos.
- -Urge que se elaboren nuevas leyes sobre adquisición y uso de armas; sobre la violencia en los medios de comunicación.
- -Urge que se valore el trabajo del campesino, para que éste no huya a la ciudad, aumentado el número de los desempleados, ya que en estos casos la tentación de la violencia se presenta como única alternativa de sobre vivencia.
- -Urge que los ricos sepan compartir lo que tienen; que paguen lo justo a sus trabajadores y no cometan injusticias; que no ambicionen tanto ni derrochen tan escandalosamente.
- -Urge influir en escuelas y universidades, para que no se siga predicando la violencia como único medio de transformación social.
- -Urge que los padres de familia respeten los derechos de sus hijos y no provoquen, con su injusticia, reacciones violentas.
- -Urge que a los niños ya no se les deje tantas horas ante la televisión, ni se les incite a pelear, diciéndoles: "No te dejes..."
- -Urge que le hagamos caso a los caminos de Jesús: "Tengan amor por sus enemigos..."
- Todo esto parece imposible. Pero aprendamos a practicarlo. Veremos cómo cambian la sociedad, las familias, las escuelas, los centros de trabajo y la vida en general.
Reeduquémonos todos. Convirtámonos de raíz.
Sólo así superaremos la cultura de la violencia en
que vivimos y construiremos la "nueva civilización del amor". Tomado de la pagina www.laverdadcatolica.org
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